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miércoles, 29 de septiembre de 2010

Leche Envenenada


La noticia periodística de la investigación realizada por la Universidad de Buenos Aires.

Científicos de la UBA detectan plaguicidas en lácteos para chicos

Estudios realizados por toxicólogos de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires (UBA) detectaron la presencia de plaguicidas en leches maternizadas, yogures y postres que consumen bebés y niños. Si bien los investigadores anunciaron que existe una solución concreta al problema, lo cierto es que se trata de tóxicos que fueron prohibidos hace ya tiempo en la Argentina.

"Analizamos 50 muestras de leches maternizadas y 51 muestras de yogures y postres disponibles en el mercado. Hallamos que solo el 10 por ciento de ellas estaba libre de los plaguicidas cuya presencia queríamos detectar, dada su peligrosidad, especialmente para los bebés y niños", explicó la doctora Edda Villaamil Lepori, profesora asociada de la cátedra de Toxicología y Química Legal y directora del equipo de científicos.

Tal como dio a conocer Amalia Dellamea, del Centro de Divulgación Científica de la Facultad, los investigadores buscaban detectar la presencia de residuos de plaguicidas, algunos de los cuales fueron prohibidos ya hace tiempo en la Argentina, y de otras sustancias tóxicas cuyo uso se halla estrictamente restringido.
"Si bien estudiamos un conjunto amplio de componentes de diversos plaguicidas, centramos la atención en los plaguicidas organoclorados, conocidos por las siglas POC, puesto que son extremadamente persistentes y se acumulan en la cadena alimentaria", relató Villaamil.

La sustancia en cuestión, el DDT, prohibido en la Argentina hace más de una década por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) sigue dejando rastros en diversos alimentos, pero principalmente en la leche humana y la vacuna. Los POC son tan persistentes que pueden seguir apareciendo en alimentos aun 40 años después de que ya no se utilicen.
"La leche es una vía de eliminación de los POC, pero es también, y primordialmente, una vía de exposición de los bebés y niños a estos potentes tóxicos. De hecho, el grupo más sensible son los recién nacidos y los niños de corta edad, y recién después los adultos", señaló la especialista de la UBA.
Los lactantes y niños consumen más calorías por unidad de peso corporal que los adultos. Pero, más grave aún, consumen una variedad muy restringida de alimentos. Tanto es así que, para los lactantes, la única fuente de nutrientes es la leche materna o las fórmulas infantiles elaboradas sobre la base de leche vacuna.
Para los chicos de seis meses en adelante, que comienzan a consumir dietas mixtas, la leche y otros productos lácteos, como yogures y "postrecitos" siguen siendo componentes mayoritarios de la dieta. Entonces, si se considera que la leche materna y de vaca constituyen vías de eliminación privilegiadas de plaguicidas organoclorados, puede comprenderse cabalmente la gravedad del problema.

"Los bebés y niños están expuestos 10 veces más que los adultos a los efectos de estos residuos tóxicos", recalcó Villaamil.

El International Life Science Institute (ILSI) advirtió en 2001 que la exposición prenatal y de niños pequeños a los POC está relacionada con deficiencias en el desarrollo neurológico y con la frecuencia de bajo peso corporal.
Si bien los residuos de plaguicidas detectados con mayor frecuencia en las muestras de lácteos que estudiaron los investigadores argentinos eran el heptacloro y su metabolito el epóxido de heptacloro --presentes en el 57,4 por ciento de las muestras-- no fueron los únicos tóxicos residuales. "Otras sustancias persistentes detectadas fueron: en el 53,3 por ciento el grupo del HCH (hexaclrociclohexano); en el 31,7, DDT total y aldrin-dieldrin; en el 28,7, clordano; en el 18,8, endrin; y en el 9,9, endosulfán y HCB (Hexaclorobenceno)", explicó Villaamil.
Pero, afortunadamente, postulan los investigadores, existe solución: si alrededor del 10 por ciento de las muestras estudiadas no exhibió la presencia de plaguicidas, quiere decir que los productores de lácteos destinados a bebés y niños, y en especial de leches infantiles, deberán tener la cautela de seleccionar partidas de materias primas libres de tóxicos para elaborar productos infantiles. "Con lo que ?concluyó la especialista- estaríamos seguros de no exponer a los chicos a estas peligrosas sustancias tóxicas".
Fuente: CDC Farmacia y Bioquímica UBA - 29/03/2006

PLAGUICIDAS PROHIBIDOS EN LACTEOS PARA NIÑOS
El ambientalista Antonio Elio Brailovsky acaba de presentarse ante la Justicia, en compañía de otros ciudadanos, para reclamar que se investiguen las responsabilidades penales de algunas grandes empresas por la presencia de plaguicidas prohibidos en lácteos destinados al consumo infantil. Esa contaminación fue detectada en una investigación hecha por la Universidad de Buenos Aires y su información pública fue distribuida por CONICET. El 90 por ciento de las muestras analizadas por la UBA tenían residuos peligrosos, originados en plaguicidas que están prohibidos en casi todo el mundo. "Y el peor lugar para encontrar residuos peligrosos son las leches maternizadas y los yogures y flancitos que comen nuestros hijos", dijo Brailovsky.

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¿Y cuáles son las sustancias tóxicas que con más frecuencia puede uno encontrarse en un vaso de leche de vaca, la más consumida? Pues son éstas:

Metales y plásticos.
El equipo utilizado en la explotación ganadera para obtener, conducir o almacenar la leche puede contaminarla. De hecho se ha llegado a detectar en ella hierro, cobre, plomo, cadmio, zinc, etc., o sus aleaciones. Lo que puede provocar una actividad catalítica nefasta sobre las reacciones de oxidación que se producen en ella.

Detergentes y desinfectantes. Hablamos de formol, ácido bórico, ácido benzoico, sales alcalinas, bicromato potásico, etc., sustancias que se emplean en la limpieza y desinfección del material que se pone en contacto con la leche. Su uso está justificado ya que el agua por sí sola es incapaz de arrastrar los restos de materia orgánica y destruir las bacterias que contaminan las instalaciones y que pueden pasar a la leche.

Pesticidas y fertilizantes. En la comida que se da a las vacas se pueden encontrar compuestos químicos con los que se ha procurado tanto el incremento de las cosechas como su mejor conservación. En este grupo se incluyen acaricidas, nematicidas, fungicidas, rodenticidas y herbicidas. Compuestos químicos -DDT, dieldrin, lindano, metoxiclor, malation, aldrín, etc.- que pueden ocasionar cáncer.

Micotoxinas. Procedentes del alimento que se da a las vacas cuando éste está contaminado por mohos, muy especialmente por el aspergillus flavus.